En la reunión de terapia de este miércoles pasado un
compañero realizó un comentario que me va a servir para el blog de esta semana.
Se trataba de que había tenido conocimiento de que se había descubierto un
medicamento para la prevención de los efectos de la bebida. Desde que yo
recuerdo periódicamente han existido descubrimientos de esta especie o como he
leído no hace mucho, productos para evitar las resacas o incluso el
descubrimiento del gen responsable de las adicciones. No he tenido la curiosidad
de contrastar estas noticias con fuentes fiables.
Desde antiguo existen recomendaciones para no emborracharse
en una fiesta como son: tomar dos huevos crudos antes, tomase dos cucharadas de
aceite, no mezclar bebidas, beber despacio, ir mentalmente predispuesto a no
emborracharse y así hasta el infinito. Puedo dar fe de a mí no me han
funcionado en ninguna ocasión. También existen recomendaciones para superar la
resaca como beber abundante agua, tomar pastillas de vitamina B6, tomar café
amargo y la más peligrosa de ellas y única que me ha funcionado lo que
popularmente se llama matar el alcohol con alcohol, es decir, la mañana de la
resaca desayunarse con más alcohol, lo cual es de una inconsciencia supina.
Pero la que realmente funciona es no haber bebido el día anterior.
Pero volviendo al asunto de los medicamentos y poniendo
claro que puede ser cierto que existan yo me pregunto si realmente solucionan
mi enfermedad o solamente su parte visible o sea, como si dijéramos la fiebre.
Porque yo tengo dos cosas interiorizadas, que la adicción es una enfermedad
(crónica, por cierto) y que tiene un importantísimo componente mental y que
responde a un desajuste de esta índole.
Y me pregunto si todos estos productos actúan, en caso de
que lo hagan, solamente en mi forma de beber o arreglan todos estos desajustes
que me hacen buscar en la bebida la solución. Tengo un compañero que suele
decir que todos los adictos somos unos neuróticos. Yo no quiero llegar a tanto
pero es cierto que tengo una gran cantidad de desajustes.
De entrada tengo que confesar que soy propenso a los miedos
de todo tipo, irracionales y racionales; soy poco resistente a la frustración y
a los reveses de la vida, que los tiene; tengo tendencia a imponer mi voluntad
y mis puntos de vista sin parame a pensar que los otros pueden tener razón y
esto siempre acarrea conflictos; a veces tiendo a crear castillos en el aire
(cuando bebía era siempre); no me gusta encarar los problemas y espero que se
solucionen solos, etc. etc.
Además tengo una serie de carencia de habilidades necesarias
para desenvolverse en la vida social y personal adecuadamente. Todo esto lo he
ido solucionando gracias a mis reuniones de terapia y a mi constancia (algo
tenía que tener bueno) y no es un camino fácil ni corto pero sí que el
resultado es apetecible. Creo que he llegado a vivir de una forma
suficientemente placentera y fructífera y bastante en paz conmigo mismo.
Yo entonces me pregunto si todos estos productos actúan
sobre estos desajustes que me hicieron adicto. Si no es así supongo que podría
beber sin problemas, suponiendo que fueran eficaces, pero tendría que buscarme
otra forma de evasión pues mis problemas vitales seguirían siendo los mismo y
buscaría evadirme a cualquier precio. ¿Otra adicción diferente? No creo que
fuera una solución.
En tiempos todo esto hubiera sido una gran noticia pero ahora no me interesa lo más mínimo, así como no me hacen ilusión la cerveza sin alcohol, ni el vino sin alcohol ni cualquier bebida sin alcohol que para mí suponen ponerme a juguetear con el alcohol auténtico y jugar en el filo de la navaja.
Mi problema es lo suficientemente importante como para
ponerme a probar estos descubrimientos y menos ahora que tras el esfuerzo
correspondiente he aprendido a vivir lo suficiente como para desenvolverme de
forma bastante satisfactoria.
Mañana sábado 24 daré una charla pública sobre estos asuntos
en colaboración con otros compañeros y espero saber llegar a las personas interesadas
o necesitadas de encontrar una salida.
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