domingo, 27 de octubre de 2013

Confesiones de un adicto (1)



Quiero advertir a quien se anime a leer lo siguiente que solamente conozco mi experiencia y desconozco los términos siquiátricos para este tipo de enfermedades y no me remitiré a estudios realizados ni a estadísticas. Eso lo dejo para otras instancias. También quiero adelantar que yo no necesité ningún tipo de medicación, pero es mi caso y habrá quien tenga que recurrir a la medicina. Eso también lo dejo para quien entiende de ello, los doctores pertinentes en cada caso.

Yo fui un adicto. Mejor dicho, soy un adicto. Un adicto al alcohol, probablemente porque en mi juventud no era fácil conseguir otro tipo de drogas. Hace como treinta años que no pruebo una gota; pero sé que si probara un poco de alcohol, sería volver al mismo sitio de donde vine. Sé que si me descuido puedo engancharme a cualquier cosa: juego, internet, dulces…Por ello tengo que ser disciplinado en mi día a día. Pero esto no quiere decir vivir mal ni mucho menos.

Cuando me dijeron que había cruzado una línea de la cual no se vuelve y que tenía dos opciones, continuar hasta que aguantara o dejar el alcohol, para siempre, reformarme y vivir bien, elegí, aunque sin mucha convicción, la segunda. Yo no entendía como se podía vivir sin beber, ir a comidas y cenas, celebraciones o simplemente salir de casa, pero hice mi elección, siempre podría volver al principio.

Lo de reformarme me sonaba muy mal. Vivir bien ya estaba mejor ¿Pero cómo lo haría si no tenía ni idea? Fui aprendiendo de personas que habían pasado por lo mismo y lo habían superado. También comencé a ir a siquiatras, pero me di cuenta de que no les contaba todo lo que me sucedía, no era sincero con ellos, con lo cual malamente me podrían ayudar.


Y fui aprendiendo en qué consistía eso de reformarme: empecé a llamar a las cosas por su nombre: los accesos de ira no eran muestras de carácter fuerte; la falta de sinceridad no era preservar mi intimidad sino miedo a que supieran cómo era de verdad; el trato frecuente con personas de estratos culturales más bajos, no era altruismo, sino una ocasión para destacar y así podría seguir.

Al principio me resultaba costoso; tantos años engañando en los negocios, en el trabajo, en la familia, no se corrigen de un plumazo lo mismo que tanto tiempo de practicar un trato arisco con los demás, no se suavizaba como si nada. Lo iba consiguiendo, muy poco a poco. Comencé a ver que me iba queriendo más, que me cuidaba y me aseaba mejor (hasta me perfumo) y empecé a tratar con mi entorno, empezando por mi familia.

Fui ganando la confianza en el trabajo y casi en mi familia (siempre quedó una memoria). Empecé a hacer cosas, montones de cosas como jugar con los hijos, leer, ver películas en la tele sin dormirme…De pronto tenía cantidad de tiempo para el trabajo, para mí y para los míos. Todo el tiempo que había dejado de estar en los bares. Tuve que aprender a vivir pues me había quedado estancado en los veinte años o menos.
Me había reconciliado conmigo mismo y me quería y por tanto podía querer a los demás. Naturalmente, no me he convertido en un ser perfecto; sigo teniendo mis desvíos, mis arranques pero he aprendido a no castigarme por ello (aunque a veces…) lo que me permite ser razonablemente feliz.

Me quedaba no obstante hacer algo más. Ya estaba reconciliado conmigo y ahora me faltaba reconciliarme con los demás; reparé en lo posible a quien había dañado de, todas las maneras y en esto se incluían mis obligaciones cívicas no satisfechas. Todo lo que me fue posible está reparado y lo que no, ahí se ha quedado pero ya no me asusta.

Llevo años viviendo bien, que es lo que me prometieron y a todo aquel que me pregunta cómo lo he hecho, no tengo reparo alguno en contárselo. Es duro dejar la copa o la droga pero el premio es grande, más de lo que imaginé en un principio: decidir qué quiero hacer con mi vida.

Si alguien lee esto y tiene algún problema de adicción, que no tenga miedo de plantearse dejarlo. Para ello necesitará ayuda, pero hay muchos sitios donde encontrarla, pagando o sin pagar. Como veis, merece la pena. Hay un artículo en un blog amigo, "Yo elijo vivir ¿Y tú?
muy interesante.

El próximo día hablaremos de los miedos que acechan a todos pero más a quien se siente más desprotegido.

1 comentario:

  1. Buenas noches Jesús,
    Estoy absolutamente emocionada. Leerte ha sido como transportarme a una de nuestras reuniones. Gracias por este blog, por compartir tu experiencia que es como la mía y la de tantos otros.
    Un abrazo fuerte,
    Oihana

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