04-11-2014
Mucho se ha opinado, se opina y se opinará sobre si una
adicción puede ser catalogada como enfermedad o no con lo cual se quedaría en
un mero acto de vicio y degeneración de gentes sin voluntad sobre sus actos y
de condición depravada. En algún sitio he leído que dado que un adicto, por
ejemplo al alcohol, puede curarse por su propia fuerza de voluntad pues no es
una enfermedad sino una falta del ejercicio de esa fuerza de voluntad y además
sin necesidad de medicamentos.
Yo no soy doctor en nada y por tanto no entraré a valorar
esas afirmaciones. Solamente soy adicto con una larga experiencia en el
ejercicio de mi adicción y otro tanto o quizá algo más de recorrido en mi
recuperación lo cual me ha dado una serie de certezas.
Alguna vez he escrito que quizá al principio, cuando beber y
fumar era algo en lo que encontraba placer y reafirmaba mi personalidad,
hubiera sido el momento de plantearse parar y ver a dónde me llevaban esos
placeres que ya se empezaban a descontrolar. Tenía además un descontento
interior profundo hacia mi vida en general y hacia mí en particular acompañado
de un acuciante vacío interior que no sabía cómo llenar.
Descubrí que lo podía llenar con alcohol y a partir de ese momento
crucé una línea después de la cual no era capaz de volver. Quien me haya
conocido, antes y después, puede dar fe de mi gran fuerza de voluntad y
disciplina en el conjunto de mi vida y sin embargo y ya con el proceso de la
adicción avanzado y la constancia de que todo en mi vida se desmoronaba, no era
capaz de dejar la bebida. Además de
darme cuenta del curioso hecho de que cuándo tomaba el primer trago, algo
cambiaba en mi cerebro (figuraciones mías?) y se me despertaba un ansia de
seguir consumiendo hasta que pudiera. Conclusiones, yo sólo, con toda mi fuerza
de voluntad en otros campos no soy capaz de dejar de beber por mí sólo,
posiblemente haya quien ha sido capaz de superar ésta adicción sin ayuda pero
yo no lo he conocido; es evidente que en
cuanto pruebo la primera bebida se me despierta el apetito incontenible de
beber más y la experiencia me ha demostrado que esto perdura a través de los
años ya que no son pocos los compañeros adictos que he visto recaer y terminar
sus días de forma que no quisiera para mí. Así pues se trata de algo crónico.
Como la diabetes.
¿Enfermedad? ¿Física, mental? ¿Vacío espiritual? Yo empecé
con una serie de medicamentos pues físicamente estaba bastante deteriorado y
además no podía dormir para lo cual precisaba ayuda. A la vez y con ayuda de
terapia en grupo conseguía ir acumulando un día tras otro sin beber con lo cual
la mente se me fue aclarando poco a poco dejando de tener las ideas grandiosas
que siempre se me ocurrían. Precisé de ir formándome un carácter y de ir adquiriendo una serie de certezas
para llenar mi vacío emocional y encontrar un sentido a la vida. ¿Podríamos
decir que todo ello conlleva un desajuste mental? Cuando desnudo en medio de
una tormenta en plena montaña y mirando las nubes que cubrían la cima le pedía
a Dios que me enviara la muerte en ese momento ¿cómo se podría diagnosticar
eso? ¿Locura por la bebida o bebía por mi locura? No importa una cosa es
consecuencia de la otra pero creo evidente que existía un profundo desajuste
mental.
Y ese es el círculo infernal que tuve que romper: consumía
como consecuencia de mi problema mental y al mismo tiempo la bebida acrecentaba
ese problema. No importa cómo se haga esto, con ingreso o sin ingreso, con
medicamentos o sin ellos, por medio del siquiatra, con terapia en grupo o con
terapeuta pero hay que romperlo.
Después llegará la labor de aclarar la mente, de ir gestando
una nueva forma de vivir hasta llegar a hacerlo con plenitud, de aprender a dar
la cara a las vicisitudes que se nos presenten y de aprender a vivir el
momento. Yo estaba tan acostumbrado a sufrir que no sabía ser feliz y si por un
casual me encontraba medianamente satisfecho pensaba en lo que iba a salir mal
a continuación. También esto tuve que trabajarlo y aprender a solucionarlo.
En resumen yo tenía un deterioro físico como consecuencia
del consumo de alcohol, evidentemente bebía por una serie de desajustes
mentales hecho que los acrecentaba y tenía un vacío emocional, espiritual (no
religioso) o como queráis llamarlo que me causaba un dolor diferente que no se
pasaba con analgésicos. Este ha sido el cuadro que he tenido que solucionar y
al que si no estoy alerta puedo volver. Tengo una enfermedad crónica, por
supuesto.
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