sábado, 6 de septiembre de 2014

Vivir con una adicción: ¿Merece la pena?



05 septiembre 2014

Mala cosa es la pereza y después de unas largas vacaciones se hace duro empezar, cuesta pensar y en definitiva cuesta animarse a hacer las cosas, en este caso, a escribir.

Me ha dado tiempo de dedicar parte de mis días a pensar sobre este tema de las adicciones y en concreto sobre la adicción al alcohol que es la que conozco de primera mano He leído bastante sobre las nuevas investigaciones y he curioseado en páginas de clínicas y sistemas de recuperación y al final todos llegamos a conclusiones parecidas por caminos diferentes. Es esencial la voluntad del adicto acompañada o no de medicamentos, por lo que se sabe en solitario es prácticamente imposible recuperarse y en casi todos los casos se hace necesario un cambio de hábitos y de la actitud ante la vida, es necesario crearse un carácter.
Un trabajo de primer orden. Como en otros muchos aspectos de la vida la recuperación no se nos concede graciosamente y tras ella hay una labor de trabajo personal intensa. Claro está si uno no quiere solamente conseguir una abstinencia endeble y frágil luchando continuamente por no recaer. Pero si queremos dejarnos de luchas diarias, de miedos a las recaídas y queremos una vida plena y satisfactoria, sin miedos que la empañen, tendremos que afrontar este trabajo personal que es lento pero puedo dar fe de que merece la pena y lo más importante y que parece increíble es que la obsesión por la bebida que dominaba nuestras vidas, se esfuma, desaparece, casi sin darnos cuenta..

Hay otros aspectos sobre los que pasaré casi sin tocarlos pues no tengo la formación adecuada. Habrá quien necesite de ingreso para tratamiento médico o siquiátrico. Habrá quien haya llegado a un estado más avanzado de la enfermedad y tenga más dañado el cerebro y otras partes del cuerpo. Cada uno tendrá que verlo él mismo o consultarlo con los profesionales. Y aunque últimamente están apareciendo abundantes artículos de divulgación en este como en otros temas no creo conveniente que nadie base su recuperación en la lectura de estos artículos haciendo de médico de sí mismo. No va funcionar.

Está el asunto de los prejuicios. Hace años que a las adicciones se les considera una enfermedad que cuando se desarrolla no va a desaparecer sin un tratamiento. Mejor dicho, no se va a dejar de desarrollar pues por lo que sabe se trata de una enfermedad crónica, como la diabetes. Hay un gran número de personas que las siguen considerando un vicio y una depravación mirando con desprecio a los adictos. No tiene que importarnos esta opinión ni otras parecidas: yo soy el que quiero recuperarme y en este aspecto no debe importarme  lo que piensen los demás.

La adicción al alcohol es la enfermedad de la vergüenza: se acepta mejor cualquier otro tipo de drogadicción que el alcoholismo (la verdad es que suena mal) y si a los demás les cuesta aceptarlo nosotros no íbamos a ser menos. No queremos ser alcohólicos, pero es el primer paso que tenemos que dar. Hasta que no estemos convencidos no iniciaremos el recorrido de la recuperación.

Si nos ingresan en algún tipo de clínica, estaremos desaparecidos para el resto del mundo mientras se inicia la recuperación. Si no vemos necesario un internamiento y optamos por asistir a grupos de recuperación, lo haremos con sigilo no sea que algún conocido nos vea o asistiremos a un grupo bien lejos de nuestro domicilio. Y qué decir si alguien nos pregunta por qué no bebemos. Cómo explicárselo sin delatarnos. No es ni necesario ni conveniente andar contando por todas partes de nuestra adicción; habrá personas allegadas que lo sepan y otras que no y no tiene por qué cambiar esto.

Pero no es siempre así, llega un momento en que no nos importa lo que piensen los demás y por tanto será fácil decir a cualquiera que no consumismos sin necesidad de dar más explicaciones. Y así será en todos los aspectos de nuestra vida, iremos cogiendo peso, formando nuestro carácter, integrándonos en la sociedad, aprendiendo a elegir amigos y veremos cómo vamos siendo aceptados en círculos que antes no frecuentábamos.

Veremos cómo alrededor nuestro se empiezan a arreglar las cosas dentro la desconfianza que perdure durante un tiempo pues los que nos conocen no se creen lo que estamos haciendo. Pero todo se irá poniendo en su sitio. Tendremos que pagar la deuda que hemos dejado atrás, reparar daños  porque no quiero deciros que va a ser fácil pero insisto, merece la pena. Es el precio que hay que pagar para tener controlada esta enfermedad y para recoger los frutos.
Poder ir por la calle sin miedo de encontrarse a alguien, poder conducir sin temor, ser capaces de hacer una reclamación con sentido, recordar lo que hicimos la noche pasada, pasear con la familia y disfrutar de los niños, tener fortaleza para afrontar los reveses que la vida nos presenta, y salir más fuerte de ellos, sentirse satisfecho de sí mismo… ¿Pensáis que merece la pena?

1 comentario:

  1. Estoy de acuerdo, para vivir con una addiccion hay que trabajar en ello, algunos pasos para delante, otros atras, pero siempre con el objetivo claro, clarisimo. No no es facil, pero lo es vivir de otra manera, consumiendo?
    Una politoxicomana en recuperacion, tras años y años de recuperaciones fragiles, y sus consecuentes recaidas. Un dia decidi hacer el trabajo!

    ResponderEliminar